Labaniego

Día 20. De Labaniego a Congosto (18,5 km).

Recuerdo este día como un día de hermosas vistas sobre la comarca del Bierzo a mi izquierda. En algún momento el terreno cambia a viñedos, pero antes es verde e incluso frondoso. Mi memoria no sigue exactamente estas etapas, porque no son las etapas que recorrí. Estos últimos días en Ponferrada son muy agradables, porque ahora estás firmemente implantado en el Bierzo, que, en mi opinión, es una parte preciosa del país.

En Cobrana, unos 13 km más allá de Labaniego, dormí en La Vieja Fragua. Es una casa diminuta con un desván, y el dueño la alquila a peregrinos. Los dueños del bar se encargan, ya que el propietario vive fuera de la ciudad, pero con un WhatsApp es fácil organizarlo todo. Gelines, del bar, me preparó un "almuerzo" que era demasiada comida para comer Y cenar. Me lo entregó en casa después de haberme duchado y secado. Había sido una de esas lluvias de casi todo el día. No recuerdo lo que era, pero sí recuerdo un excelente queso, pan y salchichas aparte. Por la tarde, la lluvia amainó y disfruté de un buen rato con los lugareños que, como suele ocurrir a lo largo de la ruta, esperan que el Camino Olvidado se haga más popular.

Desde Cobrana hasta Congosto hay bosques con hermosos castañares. Antes de llegar a Congosto, hay una subida al Santuario de la Virgen de la Peña. Como peregrina obediente, subí andando, pero había una espesa niebla de sopa de guisantes y no había vistas. Pero las vistas serían sobre el embalse de Bárcena y, francamente, he llegado a la conclusión de que no me gustan mucho los embalses. Cañaveral, Arija, Aguilar de Campoó, y ahora Bárcena. Todos los embalses por los que he pasado me parecen ligeramente deprimentes por alguna razón.

Sólo he dormido en Congosto una vez, y fue en mi primer Olvidado, cuando una vez más me salvó la amabilidad de los demás. Llamé a varias casas rurales, y la dueña de la Casa Rural Álvaro de Mendaña movió montañas para que me abrieran su casa. Salía del pueblo a mediodía para estar en Ponferrada por una cita, pero convenció a su hermano para que me abriera la casa cuando llamé al llegar. Sobre la mesa había un cuenco de cerezas y unos pasteles caseros. Y el hermano me dijo que su hermana había dicho que dejara la cantidad que me pareciera adecuada. Muy recomendable, aunque yo recomendaría avisarla con más de unas horas de antelación, como hice yo.

La casa está justo enfrente de un restaurante, donde me alegré mucho de encontrar un menú del día barato a 5€ porque me había quedado casi sin efectivo. Pola de Gordón (día 15) era el último cajero automático que había visto. Espero que otros puedan aportar información sobre cajeros automáticos que yo pueda haber pasado por alto. Por suerte, el día siguiente fue Ponferrada, pero para entonces ya estaba casi sin un céntimo.